Hola a todos/as:
Casi promediando un mes de distanciamiento social obligatorio, volvemos a comunicarnos con ustedes para compartir algunas cuestiones que consideramos muy relevantes en nuestra comunidad educativa.
Ante todo, queremos reiterar nuestro agradecimiento al cuerpo docente, al estudiantado y a las familias por el apoyo que hemos recibido en cada uno de los niveles. Es fundamental poder trabajar de forma coordinada, especialmente en circunstancias como las que nos toca vivir. Esto no implica que estemos siempre de acuerdo: somos muchos/as y cada uno/a busca su forma de encarar mejor esta situación. Sin embargo, resulta clave que podamos encontrar y cuidar espacios de encuentro en lo que se refiere a aquello que nos convoca a todos/as: sostener nuestra escuela abierta, a pesar de que la puerta de entrada no lo esté.
Sabemos que, con el paso de los días, es posible que estemos más sensibles y que las circunstancias que nos rodean no nos sean propicias. Por eso, queremos recordarles que estamos trabajando para lograr que nuestros/as estudiantes puedan sostener de forma remota sus cursadas de la manera más eficiente posible. Desde cada sala, grado, curso y comisión los/as docentes proponemos, acordamos y coordinamos distintas estrategias para enseñar y aprender. También buscamos puntos de encuentro para poder asistirnos mutuamente y calmar ansiedades e interrogantes que se nos plantean a diario.
Nosotros, la comunidad educativa de la ENSLV SB de Spangenberg, nos proponemos mantenernos fuertes, flexibles, dinámicos, empáticos y, por sobre todo, pacientes, y aspiramos a contagiar estos sentimientos a cada uno/a de nuestros/as docentes, estudiantes y familias. No es sencillo: las circunstancias personales son muy diversas, al igual que la disponibilidad de recursos, las opiniones y las expectativas.
A pesar de todo eso, vamos bien. A diario nos llegan palabras de aliento y sugerencias que escuchamos y tomamos en consideración. Cada aula de nuestra escuela está abierta y activa. Y día a día, trabajamos juntos/as para mantener, sostener y mejorar el flujo de los procesos que allí ocurren.
Así, esta quizá sea una de las grandes enseñanzas que nos deje la pandemia: volvernos cada día más fuertes, flexibles, dinámicos, empáticos y pacientes. Con nuestra escuela, con el/la otro/a, con nosotros/as mismos/as.
Más que nunca, seguimos en contacto,
El Rectorado